Chimalhuacán
By Professor Juan González Benítez, Contributor
Translated from the original Spanish.
It is very select and limited the group of people who can see the wonders of Chimalhuacán. This place that is shown to so few is in Mexico, but far from it in terms of justice and kindness. Chimalhuacán is far away, but very close to everything that the vast majority of people want to get away from.
The statistics use the word “poor” to name those who live here. The poor are the ones who do not have. Yes, prejudice and statistics call “poor” those who cannot become consumers. However, there is a greater truth, a truth that cannot be told in the numbers. In the streets and corners of this place we can find death, but in those same streets and corners we can find children playing. Here, it is easy to be a child.
Here nobody is a foreigner. This place is so noble that it usually gives shelter, food, work, entertainment, and a good conversation with those who offend and those who judge it. It may be that in Chimalhuacán, there are the last reserves of authentic human kindness.
Chimalhuacán knows that its value is in its love and not on television or social networks. Media is deceitful, thus it cannot speak of the truth of this place because in what other part of the world is the ingrate so well received? In the Jardines de Acuitlapilco there are no pretty flowers, but what in Chimalhuacán grows does not wither.
This land is fertile. Only here can such words be given to overcome fear as: “Fear is kicked, stabbed and overpowered.”
I grew up in Chimalhuacán and I wish the numbers would tell the other part of the truth; but what the numbers cannot say, my words will reveal.
In the original Spanish
Unas palabras a los números
Chimalhuacán
Por Profesor Juan González Benítez, Colaborador
Es muy selecto y reducido el grupo de personas que pueden ver las maravillas de Chimalhuacán, este lugar que se muestra a pocos, está en México pero muy lejos de él y a la misma distancia está de la justicia y de muchas otras “bondades”. Chimalhuacán está lejos, y muy cerca de todo aquello de lo que la gran mayoría desea alejarse.
La estadística usa la palabra “pobre” para nombrar a los que viven aquí. Los pobres son los que no tienen. Sí, el prejuicio y la estadística le dice “pobre” aquel que no puede convertirse en un consumidor. Pero hay una verdad más grande, una verdad que no pueden decir los números; en las calles y esquinas de este lugar, se puede encontrar a la muerte y en esas mismas calles y esquinas, podemos hallar a niños jugando. Sí, Chimalhuacán conserva las últimas calles y esquinas, en el mundo, para ser un niño.
Aquí nadie es extranjero, este lugar es tan noble que suele dar cobijo, alimento, trabajo, fiesta y una buena charla al que lo ofende y al que lo juzga. Puede ser que en Chimalhuacán se encuentren las últimas reservas de la auténtica bondad humana. Chimalhuacán sabe que su verdad está en su amor y no en televisión, ni en redes sociales, instrumentos tan engañosos no pueden hablar de la verdad de este lugar pues, ¿en qué otra parte del mundo el ingrato es tan bien recibido?
En los Jardines de Acuitlapilco no hay flores bonitas, pero lo que en Chimalhuacán florece no marchita.
Esta tierra es fértil, solo aquí pueden darse las palabras para vencer el miedo como: “Al miedo, se le patea, se le apuñala y se le domina”.
Crecí en Chimalhuacán y ojalá los números dijeran la otra parte de la verdad; que no solo se carece de servicios sino también de miedo pero lo que los números no puedan decir lo dirán mis palabras.